domingo, 3 de abril de 2011

¿Que se juega en el Partido Socialista? (Fuente: Tercer Mundo Online)

Más allá de los artificios, la interna en el Partido Socialista define, en 2011 y Santa Fe, la política gruesa de los próximos años de la República. ¿Y qué es lo “grueso” que está en juego en las posiciones encontradas? Se define el lugar de segundo partido, entre la UCR y el PS, en un sistema republicano que tiende a la centralización del poder no delegado de las provincias y a la consolidación del bipartidismo como sistema político que garantiza la continuidad y previsibilidad de políticas de Estado. La perspectiva histórica de 27 años de democracia ininterrumpida y la desarticulación del “Partido” Militar, cómo herramienta moderadora de las aspiraciones independentistas reguladas, por la fuerza de intereses externos, fundamenta la afirmación. La reforma constitucional de 1994, con el ballotage, y las últimas medidas “filtro” de la ley electoral, consolidan la tendencia. La compulsa Giustiniani – Bonfatti, en Internas abiertas, es inédita en el Partido de “la rosa”. El sector “legislativo” de Giustiniani jamás pugnó, ni exigió, cargos en los ejecutivos, tanto municipales, excepto el brevísimo paso de dos años de Giustiniani por la Secretaria de Gobierno de Rosario (1995-1997), como provinciales de Binner. Giustiniani, coincide con sus primos radicales en que la UCR es el segundo partido elector en el país. Ese es el rol en que su sector se siente cómodo, para lo que se ha formado y en el cuál puede mantener sus privilegios “adquiridos”. Prima el espíritu de conservación y la concepción de un Partido que no nació, en la Argentina, para ser alternancia de Poder, sino para contener a la izquierda y encapsularla en un sitio “renovador” e institucional, alejado de utopías revolucionarias.
Binner, Bonfatti, Lifchitz, conciben un Partido similar al PSOE en el cuál no habría espacio para los “legislativistas” opositores por reflejo, comodidad y forma de vida. El PS, sufre una crisis de crecimiento, los “legislativistas” necesitan enfriar el crecimiento electoral y los “Ejecutivos” van por todo. Necesitan legisladores provinciales oficialistas, no becarios. Les urge sacarse de encima el saco de plomo que son las posturas testimoniales, a nivel nacional, que hacen cuesta arriba la relación del Gobernador con Presidencia. El merchandising, con el rostro de perfil a tres colores de Giustiniani, emulando a las imagenes serigrafícas de principios de siglo, no son un yerro de management, siquiera las pegatinas en lugares no autorizados es casual. Es el mensaje de la “tradición".
Los siguientes son datos objetivos, de correlato subjetivo, de esta fundamentación.
Dejaré para más adelante aspectos psicológicos y hasta clasificaciones físicas que atentarían contra la atención del lector, pero que, evidentemente, causa o consecuencia, trazan una línea curiosa a un lado y al otro de la interna socialista y afinidades con dirigentes “primos”.

“Festejan las dos cosas”
Domingo 7 de setiembre de 2003. Ciudad de Rosario. Me encontraba en el bunker del candidato a Gobernador, Hermes Binner, realizando la cobertura periodistica a la espera de los resultados de una contienda que parecía estar abrochada para el socialista. La ley de lemas, coronaría por segunda vez a Obeid al frente de la provincia y las caras que pude observar no eran más pesimistas que las declaraciones de dirigentes del sector que aseguraban que habían perdido la posibilidad histórica, en un contexto de inundaciones de la tercera parte de la ciudad Capital de la provincia.
De pronto, comencé a escuchar el estruendo de fuegos artificiales, por doquier y ante mi pegunta de desconcierto porque el Justicialismo tenía su sede en la ciudad de Santa Fe, un cabizbajo Lamberto, me aclaró que era la algarabía de los “otros” que festejaban el ingreso de Giustiniani como Senador Nacional. El contraste era tal que me animé a preguntar, ingenuamente, si no era contradictorio festejar con tamaña algarabía el triunfo legislativo omitiendo la derrota de Binner. La explicación me empezó a quedar clara años después: “festejan las dos cosas”, me aclaró casi al borde del llanto, de bronca, un actual funcionario del Gobierno de Binner.

Legislativistas vs. Ejecutivistas
El sector “legislativista” del PS, debilita la posibilidad del socialismo de aprovechar el momento, para erigirse como Partido de la alternancia bipartidista. Así como están las cosas, con cargos legislativos de importancia y representación en la Internacional socialista, está bárbaro y Barletta es su única esperanza, porque lo peor que podría pasar es ganar la Gobernación para su status conservador.
Y Binner comete un gran error por proyectar en la UCR nacional su propia estrategia provincial de 2007, cuando “salvó” a la UCR provincial de su desaparición traccionando a Barletta y dando el manejo del senado a Tessio. Necesita, el mismo, acompañar una formula radical a nivel nacional para alimentar su grado de conocimiento. Creía que Alfonsín, con el que “me siento más cómodo”, era su gran oportunidad. Hasta llegó a decir que ni las mujeres se peleaban por el como lo hacían los radicales… Vino el “hijo de …” y puso las cosas en su lugar. “Somos orgánicos, nuestro candidato a gobernador es Barletta”. ¡Minga le van a arrebatar el segundo lugar histórico a la UCR!
Las mujeres que a Binner le parecía que peleaban por él, son lesbianas y prefieren a alguien de su propia condición al riesgo de procrear hijos “impuros”. Y empujan a Binner a correrse hacia una posición de izquierda acordando con Pino Solanas que culminaría perjudicando la gobernabilidad de su sector en la provincia.
Está claro que a esta UCR no le importa tanto ganar elecciones como hacer perder. Algo que compartan con Giustiniani a quien se le despertó, de pronto, su hambre de estadista.
Giustiniani, nuevamente le marca la agenda a Binner, su pacto secreto con Barletta es mucho más que eso. Se juega este año el futuro político de las próximas décadas. Giustiniani no tiene con qué igualar la estatura de Binner, a partir de lo cual busca “achicar para abajo” (valga la metáfora de contextura física).
Giustiniani, busca repetir su momento glorioso de aquel domingo lluvioso de setiembre de 2003 en Rosario, cuando llegó a la máxima aspiración de un legislador, como Senador Nacional y sus enemigos íntimos vieron postergarse, por cuatro años, sus proyectos de protagonizar la llegada del Socialismo argentino a la Casa Rosada.

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