martes, 19 de abril de 2011

Se viene Binner...

La carrera hacia las presidenciales de octubre tiene puesta casi toda la atención en lo que pueda suceder con Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Ricardo Alfonsín. Pues bien: ya es hora de sumar al menú de alternativas a Hermes Binner.
Hasta ahora, a Binner se lo viene considerando como una hipótesis de segundo orden. Se trata de un candidato poco conocido y nada instalado. Se lo menciona insistentemente como posible vicepresidente en una fórmula liderada por Ricardo Alfonsín, aunque pocos saben, fuera de su provincia, que Binner nunca se sintió cómodo con ese lugar.
Dos veces intendente de Rosario y una vez gobernador de Santa Fe, no se considera segundo de un dirigente en ascenso pero cuya trayectoria se limita a una diputación nacional incompleta. Por otra parte, sus límites ideológicos van más allá de Macri e incluyen el ala de centroderecha del radicalismo.
Se sabe que Binner tiene un proyecto presidencial. Probablemente, su objetivo era el 2015. Pero la coyuntura lo está invitando a adelantar los planes. Las principales opciones opositoras, el panradicalismo y la posible alianza entre el PRO y el PJ Federal, no pasan por su mejor momento. El radicalismo viene de una derrota significativa en Catamarca y de un pobre desempeño en Chubut, sus otrora bastiones electorales, además de la confusa suspensión de su interna y del paso al costado de Julio Cobos. Los "radicales K" se impusieron en las recientes internas de Río Negro y Neuquén. Adicionalmente, ni Sanz ni Alfonsín despegan en los sondeos, aunque éste mantenga un alto nivel de conocimiento y buena imagen. Así, el incentivo de Binner a sumarse a la UCR en calidad de socio menor disminuye. Por otro lado, Macri aún no termina de resolver su salto al plano nacional, el PRO no cuenta con organización nacional, y sus potenciales socios peronistas tampoco tienen presencia a nivel país ni constituyen una oferta competitiva.
En estas condiciones, ¿por qué no Binner? Veamos:
1. De lanzarse, hoy parte de una base de apoyos no muy diferente de la que poseen Alfonsín y Macri. Ni el radicalismo ni el PRO-peronismo, como veíamos, constituyen hoy plataformas prometedoras más allá de la fuerzas que tengan sus candidatos y sus armados electorales. A ello, Binner puede oponer la plataforma de un Cuadrilátero integrado por el Proyecto Sur porteño que lidera Solanas, el Partido Nuevo cordobés de Luis Juez, el Socialista santafesino y el GEN bonaerense de Margarita Stolbizer. Estos partidos ideológicamente homogéneos, que tienen buen rendimiento en los cuatro distritos más importantes (que, sumados, representan casi el 70% de los votos a nivel nacional), le ofrecen una base de hasta 15 puntos porcentuales, lo que en las actuales circunstancias es mucho y no es muy diferente de lo que pueden ostentar Alfonsín o Macri en el tramo inicial de sus campañas.
2. A nivel individual, Binner no es "menos candidato" que Alfonsín y Macri. Los supera en experiencia política y de gestión, y en capacidad de presentar un plan de gobierno, ya que su equipo sería aquél que lo acompaña desde la gobernación de una provincia grande, compleja y económicamente diversificada. Es menos conocido que Alfonsín y Macri, pero el conocimiento de ambos también conlleva la imagen negativa del peso de sus apellidos, tan fuertes como polémicos. Binner, en cambio, casi no tiene imagen negativa, y por lo tanto una gran capacidad de construir imagen. Su punto débil: le falta carisma mediático.
3. Binner cuenta con una perspectiva de gobernabilidad no muy diferente de la de sus competidores. En una reciente entrevista, consultado sobre cómo gobernaría en caso de llegar a la Presidencia sin mayorías legislativas ni gobernadores propios, Binner recordó el caso de los gobernadores radicales y peronistas no-kirchneristas que apoyaron a los Kirchner. La restricción que enfrentaría, en ese sentido, no sería muy diferente que en cualquier otra alternativa de gobierno opositor: construir alianzas con los gobernadores y bloques legislativos existentes. Ese fue, en alguna medida, el modelo de la alianza socialista-radical en Santa Fe; Binner cree que, como candidato establecido, va a recibir el apoyo de sectores del radicalismo y aún el peronismo.
Se trata, en definitiva, de una hipótesis de oposición, pero que no es menor ni cuenta con probabilidades muy diferentes de las otras hoy mejor consideradas. Todavía está verde, pero las otras alternativas no están menos carentes de madurez. Binner considera el proyecto muy seriamente, aunque para él lo primero es resolver la interna del socialismo en Santa Fe el 22 de mayo: ata su suerte a la de su delfín, Bonfatti. Lo que suceda a partir de allí, dependerá en buena medida del desarrollo de los acontecimientos, que por ahora le han resultado favorables.

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